Algunos fragmentos, reinterpretados décadas más tarde, de la memoria del proyecto:

1. Consideraciones urbanas respecto a los edificios que restan por construir en la Plaça Nova:

Imaginamos los edificios que quedan por construir como extremidades del barrio antiguo y no como muros que lo esconden.

Los pequeños achaflanamientos de las alineaciones oficiales –que nos parecen caricaturas de los del Ensanche– no poseen ninguna tradición en el barrio antiguo, donde todos los giros son en ángulo o redondeados.

En el edificio propuesto recuperamos la esquina redondeada, proyectando un voladizo que enmascara totalmente el chaflán legalista. 

El nuevo edificio no competirá con la imagen radical del actual Colegio, sino que pretende pasar desapercibido, consciente de su modestia.

2. Tratamiento de las fachadas:

La fachada de la calle Arcs será del mismo color y textura que la del Real Círculo Artístico, su fachada vecina. La fachada de la calle Boters, incluyendo el giro curvo, será de material parecido a las casas de aquel entorno.

3. Organización de las plantas de oficinas:

La disposición se hará en semiplantas, posibilitando el crecimiento de un piso a otro mediante saltos de media planta que conservan la comunicación visual entre los departamentos. Además, la colocación de las escaleras y ascensores junto al hueco central permitirá la percepción de la totalidad del interior.