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“Se puede ser un viejo verde y además un genio, como Nabokov” (lee aquí la entrevista para El País)

Sublime indolencia andaluza2019

A pesar de que la emoción más honda que he sentido en una plaza me la proporcionó José Tomás, voy a hablar de Curro Romero y de una manera andaluza de entender el arte.

A menudo, cuando en una visita de obra alababa la solución con la que el escayolista había resuelto un encuentro difícil, el peón exclamaba: -¡Es que fulanito es un artista! Así calificaba la rara habilidad de resolver con gracia, con economía de medios, y aparente poco esfuerzo, un problema intrincado. Del mismo modo, un andaluz puede considerar “arte” algo que encuentra en un patio, en el gesto del limpiabotas, en un sombrero bien calado, en la mano hábil de un cortador de jamón, en una mujer que baila, en la manera de mover un paso de Semana Santa. Una concepción del arte muy próxima a la que se tenía en la Grecia clásica. Los griegos no tenían un término equivalente a lo que nosotros designamos con el nombre de "arte" pues este concepto estaba incluido en la palabra tekhnê. Este término englobaba tanto el arte del navegante o del carpintero como el del escultor o del pintor. La distinción entre artista y artesano, la frontera entre concepción y realización, eran muy vagas, se trataba de resolver con elegancia un problema complejo.

El problema a resolver por el torero consiste en matar el animal. En cómo se haga, consiste, ni más ni menos, la justificación del rito. Como memos sangrienta y esforzada se ejecute la tarea, mas “artística” resultará. En este aspecto, Curro Romero ha sido el summum. La velazqueña indolencia andaluza al cuadrado. Cuando, tras tantas tardes decepcionantes, consigue ¡por fin! una faena memorable en la Feria de Abril sevillana de 1999, se le cortan las dos orejas al astado y cuando el alguacilillo se las entrega, aún sangrantes, Curro apenas reprime una mueca de angustia, las toma con la punta de los dedos y de inmediato se las entrega a un subalterno. Dice que le parece horrendo que se mutile a un animal tan bello, que hace unos segundos estaba defendiéndose con tanta nobleza, estaba colaborando con él en la faena. Dice que no le gusta matar al toro, que cuando coge la espada y ve su filo le dan escalofríos.

(Las ideas aquí resumidas proceden de mi libro Dios lo ve).

Arquitecto por formación, diseñador por adaptación, pintor por vocación y escritor por deseo de ganar amigos, Oscar Tusquets Blanca es el prototipo del artista integral que la especialización del mundo moderno ha llevado progresivamente a la extinción.
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