Sofá que fue mi prime diseño en colaboración con Salvador Dalí. Originariamente el sofá –unos grandes labios mullidos donde sentarse– fue ideado para componer el cuadro volumétrico de la Sala Mae West, en el Teatro-Museo Salvador Dalí de Figueres.

El desarrollo del sofá -como el de toda la Sala- fue una experiencia inolvidable. Desde un principio estuvimos de acuerdo con Salvador en que el sofá no debía tener una platabanda de base (como la que aparecía en la pintura o como el que hizo en su día con Jean Michel Frank) sino que debía ser todo él unos labios ultrarrealistas. Con este criterio, realizamos con Joaquim Camps, una maqueta en escayola a escala 1/5. Cuando se la llevé al Maestro en Port Lligat le encantó y me pidió que se la dejase uno días. Cuando aparecí a la semana siguiente Dalí me la retornó encantado: había pintado con su detalle característico su firma en falso bajorrelieve, como una herida de la que manaba una gran gota de sangre con un punto de reflejo (la maqueta, que en el fondo es el original de la obra de la que se han extraído los moldes, se conserva intacta en mi Fundación). 

En un principio pensamos en su posible edición en serie, Dalí estaba entusiasmado con el detalle hiperrealista que se podía obtener con la inyección de poliuretano, pero tras diversos intentos comprobamos que la tecnología de este material no estaba suficientemente desarrollada para realizar piezas tan grandes con la calidad y durabilidad que exigíamos, por lo que tuvimos que desestimar su fabricación en serie.

Fue en 2004 cuando BD Barcelona Design resolvió el problema utilizando la entonces novedosa técnica de rotomoldeo.