



Bd Barcelona Design
Cuando pisamos una alfombra nos comunicamos con la Tierra ¿por qué no reproducirla? Para ello, en aquellos lejanos años, consulté fotografías del planeta de la NASA y finalmente encontré, en el museo de la Ciencia de Barcelona, una de las pocas con la Tierra completa, tomada desde un satélite. De ahí surgió la idea de hacer otra más pequeña que fuese la Luna. Pinté los originales a escala natural con seis colores de pintura acrílica que luego se reprodujeron en nudo turco por artesanos de Crevillente, desgraciadamente hoy casi desparecidos.
La alfombra de la Tierra tenía un diámetro de 250 centímetros, y la de la Luna 120, o sea que, por razón de uso, no se respetó la proporción real. Si desde el Imperio Egipcio se había representado la bóveda celeste en los techos decorados ¿por qué no poner, cuando ya sabíamos cómo se veía desde el cielo, la Tierra a nuestros pies?
(Fuera de producción)