Cuando la empresa Formica lanzó el nuevo material Color-Core (un aplacado con el canto visto) convocó a diversos diseñadores y arquitectos para realizar muebles con ese material, con el fin de expresar sus cualidades resistentes y cromáticas. Yo decidí hacer la antítesis de nuestras anteriores estanterías, la Hialina y la Hypóstila. En vez de una composición dominante horizontal, ahora sería vertical. Una librería concebida especialmente para poder contener revistas que, si se disponen verticales se alabean y deforman. Para evitar esta deformación se necesitan pues departamentos estrechos, donde éstas queden encajadas.

La Talaya tenía una base amplia que iba retrocediendo al crecer, a la vez que disminuía la altura entre estantes para acoger publicaciones menores. Su ancho se mantenía fijo para poder adosarse lateralmente y así conformar paños ilimitados de estantes a base de módulos de 35 centímetros.

En los primeros croquis situaba una iluminación adelantada en la cabeza de la librería pero, más tarde surgió la primera idea de la Bib Luz que llevaría adelante con notable éxito.

(Fuera de producción)