La empresa tuvo la idea de lanzar una serie limitada de plumas de coleccionista con motivo de la diada de Sant Jordi.

La versión de la leyenda popular en Cataluña explica que en Montblanc vivía un terrible dragón que causaba estragos entre el ganado y la población. De tanto en tanto, para apaciguarlo, se sacrificaba al monstruo una persona designada por sorteo. Un día la mala suerte recayó en la hija del rey pero fue salvada in extremis por un valeroso caballero armado que se enfrentó y venció al dragón. La tradición añade que de la sangre derramada nació un rosal de flores rojas.

La Diada de Sant Jordi, que es el tradicional día de los enamorados en toda Cataluña, las personas regalan rosas y libros a su pareja y a otros seres queridos. Esta costumbre viene de lejos; la tradición de regalar una rosa roja a la mujer amada parece remontarse al siglo XV.

El diseño de esta pluma, editada expresamente para la Diada, aludía, evidentemente, al dragón herido de muerte por Sant Jordi. La sangre, que se derramaba por el cuerpo del animal y por la tinta que manaba de su plumilla teñía, incluso, todo el interior del estuche. La rosa se grabó en el oro grana de la plumilla.

La estilográfica Sant Jordi 2009 era, ciertamente, una pequeña escultura conmemorativa pero, a la vez, un excelente instrumento de escritura.

Edición limitada y numerada