Un proyecto de viviendas convencionales, aunque bien resueltas, y ordenanzas estrictas, aunque bien interpretadas.

Un acceso único, situado justo en la esquina, divide la edificación en dos. Este acceso va desde la fachada de la calle –donde se ubica una escalera colgada de vidrio y acero– hasta la fachada posterior. Es un corte iluminado por ambos lados: cada vez que nos dirigimos a la escalera o a los ascensores podemos ver la vía pública y el espacio privado de uso vecinal. Esta espina dorsal del edificio, se manifiesta en fachada mediante una lámina perforada de hormigón volada sobre la acera.

El obligado paso de seis a cinco plantas se resolvió con elegante discreción, y las viviendas dúplex situadas junto a la esquina, con las terrazas cada dos plantas, aportan una cierta gracia a la fachada.

Pusimos particular cuidado en ordenar el habitual caos que los elementos técnicos (caja de escaleras, maquinarias de ascensor, cuartos de instalaciones, shunts...) introducen en la cubierta.