Una avanzada tecnología de vinificación se englobaba en un conjunto de edificios de ladrillo que evocaban la imagen tradicional de las cooperativas vinícolas catalanas. Chandon deseaba experimentar una edificación donde la elaboración, el embotellado y el envejecimiento del cava se realizasen al mismo nivel. Con este objetivo, colaboramos en encontrar un terreno de viñedos con una pendiente que permitiese enterrar parte del conjunto (la cava) dejando aparentes y bien iluminadas las zonas que no precisaban oscuridad ni temperatura estable (prensado, embotellado y administración). La cava tenía un doble techo por el que podía circular aire acondicionado que garantizaba la temperatura constante recomendable para la elaboración del Champagne. Por encima de este doble forjado creamos un estanque cuya inercia térmica favorecía esta pretensión. El complejo agrícola se ordenaba a lo largo del eje que, partiendo de la antigua masía, recorría el acceso arbolado, el patio, el estanque y el restaurante para visitantes.

El proyecto de elaborar un cava con los métodos de Moët Chandon no tuvo el éxito previsto y nuestra edificación acabó vendiéndose a un potentísimo productor de Cava catalán.