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Hannover
Carles Díaz
Elisenda Tortajada
Jesús Jiménez
La ciudad alemana de Hannover inició en 1990 un ambicioso proyecto de rediseño del sistema viario de tranvías. Con gran antelación a la Expo Universal, que debía realizarse en la ciudad en 2001, se convocó a 9 prestigiosos arquitectos y diseñadores de todo el mundo para que eligiesen libremente una parada en la ciudad y diseñasen su marquesina. El proyecto se denominó Busstop y, entre otros, participaron Ettore Sottsass, Frank Gehry, Iosa Ghini, Alessandro Mendini o Jasper Morrison.
El lugar que escogimos para nuestra parada era un amplio bulevar arbolado donde se ubicaba la parada del Tiergarten, parada que por su uso debía tener un tamaño considerable. La marquesina existente había provocado talar varios tilos y mi pretensión de partida fue hacer un proyecto que permitiese replantarlos. Junto con el Ingeniero de Caminos Jesús Jiménez imaginamos una cubierta de planta rectangular, sostenida por dos pilares centrales que servían también de bajantes. La cubierta se alabeaba en unas superficies regladas –inspiradas, probablemente, en las escuelas de la Sagrada Familia de Gaudí– que permitían llevar las aguas hacia estos pilares centrales, manteniendo todo el perímetro externo absolutamente horizontal. Esta especie de conoides eran de madera por su cara inferior y de cobre por la superior. La ausencia de pilares perimetrales favorecía el acceso a los tranvías. La claraboya vidriada central permitía disfrutar del cielo y de las copas de los tilos.
El resultado fue muy satisfactorio, tanto para la ciudad alemana como para nosotros. Sin embargo, éramos muy conscientes de que el artilugio que habíamos diseñado tenía infinitas posibilidades: al tener un perímetro horizontal y llevar las aguas hacia dentro, era un módulo capaz de adosarse ininterrumpidamente a otros, tanto en el sentido longitudinal como en el transversal.