El reto de este diseño era doble: ofrecer una mesa como complemento a la silla Varius, presentada el año anterior, y lograr que sus patas no molestasen al sentarse. OTB tenía claro que el pie central era el mejor para una mesa y que el sobre debía ser de cristal, y se propuso hacer la base en madera. De ahí surge la estructura formada por dos planos-patas que se cruzan en el centro; sobre la cruz que forman se apoya el sobre, con una singular forma ovalada que se vuelve cóncava en sus extremos. El sobre de vidrio vuela dejando libertad de asiento, y es tratado con un grabado al ácido para evidenciar su apariencia.
Aunque el principal empeño del autor fue solventar la base en madera maciza, finalmente se realizó en fundición de aluminio (1988), pues la madera presentaba problemas de deformación. La enseñanza extraída fue que no debe experimentarse con tecnologías que no son propias de la productora, y que diseñar una mesa es casi tan difícil como diseñar una silla.