Amable

Enrique Vila-Matas. Escritor. Barcelona, 1948

 

Tan descontento debe estar Oscar Tusquets de las enciclopedias, que se ha hecho la suya propia. Y bien que ha hecho. Schopenhauer, por ejemplo, estaba tan descontento de las historias de la filosofía que se hizo la suya propia para su uso personal. / En la obra literaria de Tusquets —que es sobre lo que más me atrevo a opinar— veo a un escritor que se deja llevar por bruscas o refinadas —tanto monta— intuiciones que nos recuerdan que la primera función del arte es extrañar, romper los hábitos de la percepción y volver nuevo lo viejo. / El lenguaje envejece rápido en nosotros, y los escritores que amamos nos lo renuevan. Por eso los amamos. Tusquets renueva, es amable. Como persona es brusco y nada diplomático, eso hace que sus opiniones sean amables y a veces hasta refinadas. Como escritor es simplemente amable, porque renueva. / A golpe de intuiciones, sin la carga siempre excesiva de lo aprendido en lecciones inútiles, renueva el lenguaje fósil de tanto intelectual inútil. Tusquets sabe o intuye que en el mundo de hoy hay que lavarse los ojos después de cada mirada. Y es amable porque sabe o intuye que si la función de la literatura es inventar miradas nuevas —ya viejas, pero sepultadas, por los “buenos escritores”—, él a todas luces no puede limitarse a seguir obedeciendo. Sabe o intuye amablemente que hay que volver atrás, a antes incluso de la primera mirada y de la primera frase del mundo: rebobinar más allá del malentendido inicial, ese malentendido sobre el que el intuitivo y amable Kafka nos dejó dicho que podría ser nuestra ruina. / Tusquets es amable porque, detalle a detalle, reinventa el mundo, aun sabiendo que nada hay en todo eso, nada que sea enteramente suyo. Y sin embargo, todo eso es él.