Glenn Murcutt.
Mayo 2006
Presentación de Glenn Murcutt en el COAC con motivo de los Premios Década 2006 de los cuales ha sido jurado.
Pocas palabras para introducir a este gran arquitecto.
Sobre sus obras nadie lo va a hacer mejor que él.
Lo que querría destacar aquí hoy es el ejemplo que representa su forma de enfocar la profesión, enfoque absolutamente insólito y ejemplar en nuestros días. Glenn tiene un estudio reducidísimo, trabaja prácticamente sólo, no tiene secretaría, si ahora telefoneásemos a su estudio nadie contestaría la llamada, un contestador nos informaría de que el arquitecto está ausente y que hagamos el favor de enviar un fax. Glenn no tiene página web, no tiene e-mail, no tiene teléfono móvil; toda la organización de esta conferencia, del viaje, de su actividad como juez del Premio Década de este año, la hemos realizado mediante faxes como éste, faxes que nosotros enviábamos y que él nos devolvía con anotaciones a mano. Glenn asegura que si tuviese e-mail debería atender a un mínimo de 100 mensajes cada día y que él no tiene tiempo para estas cosas, que él necesita su tiempo para proyectar. No creo que exista hoy otro arquitecto famoso que disfrute del impagable lujo de pasar tanto tiempo sobre el tablero (digo propiamente sobre el tablero ya que Glenn tampoco tiene ordenador y lo dibuja todo a mano). Cuando informamos a Glenn que la prensa nos solicitaba un DVD o un dossier impreso sobre su obra, nos dijo que no tenía nada de este tipo, que quizás podríamos encontrar algo de información en la página web del Premio Pritzker. Cuando le consultamos en que tipo de soporte traería sus imágenes, si sería en power-point o en otro programa informático, nos contestó que no, que lo haría en diapositivas tradicionales, que si podría disponer de unos carruseles al efecto.
Explico estas anécdotas por lo reveladoras que son, porque la espléndida arquitectura de Glenn es inseparable de la organización de su estudio, más que esto, es inseparable de su organización de vida. El mérito enorme de Glenn reside en que nos está demostrando que otro tipo de actividad profesional es posible. En unos tiempos en que parece que todo arquitecto que se precie deba tener un estudio de de cien profesionales como mínimo, deba sacrificar gran parte de su tiempo a tareas de promoción y marketing, deba viajar sin cesar en su jet privado haciendo ver que controla sus obras alrededor del mundo y deba intrigar en las más altas instancias para lograr construir algo en la Zona Zero..., el ejemplo de Murcutt es de lo más refrescante. El modo de hacer y de vivir de Glenn podía no resultar tan desconcertante hace años, podía no sorprender a un José Antonio Coderch, personaje tan admirado por ambos (Murcutt, al igual que Coderch, sobrevive haciendo esperar a sus clientes lo que haga falta hasta disponer del tiempo que su proyecto merece: la lista de espera de Glenn es en este momento de cuatro años). Podría no sorprender en tiempos de Coderch, pero este modo de hacer parece románticamente pintoresco hoy. Lo que hace insustituible a Glenn Murcutt es que está demostrando, día a día que, no sólo que una alternativa profesional es posible, sino que con ella se puede ganar el premio arquitectónico más importante del mundo; y quiero hacer constar que la concesión del Premio Pritzker a un marginal como Glenn Murcutt no sólo prestigió al arquitecto sino que, sobre todo, prestigió al Premio.
Por todo lo expuesto deseo expresar nuestra inmensa satisfacción y agradecimiento por poder contar con este ejemplar arquitecto como jurado del Premio Década 1996-2006 y por poder escucharlo hoy explicándonos su obra y las razones sobre las que ésta se apoya.