Ross Lovegrove. Diseñador. Cardiff, Gales, 1958

Conocí a Oscar en Helsinki cuando intervinimos los dos en un congreso titulado “Nueva simplicidad”. No tengo ni idea de por qué nos invitaron, porque estando Oscar allí tendría que haberse llamado más bien “Nueva excentricidad”. / En un momento dado de mi ponencia, se subió de un salto al estrado para tomar la palabra y habló con mucha pasión de una pieza orgánica mía que fácilmente podría haber sido producto de su imaginación. Me sentí muy halagado por aquel gesto, ya que reflejaba su enorme entusiasmo por la libertad y la expresión de su pasión por todo lo que sea creativo, incluida mi humilde pieza para Driade. / El congreso terminó con una intervención de Oscar en la que afirmó que yo era el bueno y él, el malo, una afirmación que desde entonces intento rebatir con todas mis fuerzas. / Todavía me debe una silla Gaulino de roble con asiento de cuero de color tabaco, firmada y fechada, con un boceto adjunto de la pieza dedicado a mi hijo, ya que en la vida es importante compartir todo lo que se descubre y se aprecia... sobre todo con los futuros chicos malos.