Cuatro palabras
Antonio López. Pintor. Tomelloso, 1936
Parece que hay que encontrar una palabra que defina a Oscar T.B. Hasta donde le conozco, como todo el mundo, Oscar me parece tan complejo y contradictorio que propongo cuatro palabras para intentar una aproximación a su personalidad, cuatro palabras que son cuatro grandes virtudes sin sombra: inteligencia, valentía, independencia, humor./ Dos avisos de Oscar Tusquets. / Primer aviso: Hacia el año 1975 conocí a Oscar. Vino a mi estudio acompañado de Francisco López y de Rafael Moneo. Me pareció desenvuelto y que estaba acostumbrado a decir lo que le parecía. Yo estaba comenzando una pintura que representaba a mi hija Carmen, entonces una niña, y a Mari, cenando. Había reconstruido en el estudio la mesa redonda cubierta con un hule blanco, con los platos, vasos y comida. Oscar miraba con curiosidad aquella reconstrucción un poco precaria, los vasos, la comida de varios días sobre los platos, las manchas sobre el hule blanco, y comentó que aquello, tal y como se mostraba, pudiera corresponder con mi vida presente, que le parecía que en todo aquel montaje había una estética que valoraba y se complacía en lo modesto. Yo justificaba que aquello se presentara así, pero el comentario de Oscar debió ser muy oportuno porque recuerdo perfectamente aquella conversación y he pensado en ella con frecuencia. / Esos años pasaron, a Oscar lo he conocido más y comprendo cómo, desde la renovación que en Cataluña estaba llevando a cabo su generación, desde ese mundo que estaban construyendo, luminoso, limpio, desdeñoso de todo sentimentalismo, nuestro lenguaje castellano tan austero podía parecer, y a veces lo era, un poco truculento. / Segundo aviso: “Dios lo ve”, así se titula un libro de Oscar. Modelando la escultura en arcilla del Rey, Francisco López y yo veíamos el libro de Oscar y comentábamos esa frase extraordinaria, la comentábamos con frecuencia mientras modelábamos, a veces con humor, pero identificados totalmente con lo que indica y a lo cercana que está a nuestra forma de afrontar el trabajo y a nuestras aspiraciones. Dios lo ve. Yo conocía esa sentencia en boca de un escultor medieval, pero hacía mucho tiempo que nadie me la había recordado, y ha tenido que ser Oscar Tusquets, tan avisado, quien nos la pusiera delante. / Oscar, sé que eres un arquitecto de talento, un pintor sensible, que escribes muy bien y creas unos objetos llenos de ingenio y de gracia, pero hoy te recuerdo y te doy las gracias por esas dos señales, una referida a mi trabajo y otra que debería atañernos a todos.
Con Antonio López frente a su "hombre y mujer". Madrid, 1998