No es fácil encontrar en el mercado de lámparas contemporáneas un gran lampadario, el equivalente a una araña, un lustre, de lágrimas de cristal. Sin embargo, existen grandes espacios arquitectónicos donde lámparas de este porte tienen su sentido. No todo se puede resolver con down-lights ocultas en el cielo raso. A veces precisamos de una lámpara que se vea, que ordene el espacio, de gran tamaño pero cristalina, bella tanto encendida como apagada.

Por este motivo diseñé la Helix, una gran araña como las antiguas pero muy fácil de limpiar y de embalar en un volumen mínimo.

(Fuera de producción)