Para la presentación de la colección Gaulino en la sala Vinçon en 1987 pensamos en recrear el esqueleto de un imaginario monstruo marino; un Gaulisaurio. Ya que las piezas de las sillas parecían huesos podíamos imaginar el animal de los que provenían. Uli Marchsteiner, que colaboró en todo el proceso, tomó una foto con los restos del animal varados en la orilla que utilizamos como invitación de la muestra.

El esqueleto, desmontado, permaneció 35 años en el almacén de nuestra Fundación. Cuando en 2023 la colección de sillas y mesas se volvió a editar corregida y ampliada, decidimos restaurarlo y colgarlo en el porche dórico de nuestra sede: un trabajo complejo y delicado pero que nos divirtió mucho.