Party Wall in Chelsea, 2011
óleo
73 x 92 cm
Colección Privada
Esta pintura interpreta una medianera típicamente londinense. Por ley, tanto en España como en Inglaterra, no se pueden abrir ventanas sobre un predio vecino. Cuando este solar vecino no se edifica, el arquitecto debe afrontar el problema de levantar una fachada opaca que respete la dignidad del espacio urbano. En nuestro entorno podemos observar las múltiples aberraciones que ha generado este problema. El paisaje de Barcelona está plagado de medianeras con tabiques pluviales, teóricamente provisionales, dejados a la vista; el de Valencia repleto de medianeras negras por la impermeabilización asfáltica. La pretensión de dignificar estos paramentos recurriendo a artistas más o menos callejeros es de una ingenuidad patética.
La medianera de Chelsea, que descubrí desde la terraza del apartamento de Eduardo Mendoza y que es la protagonista de la pintura, es de un civismo modélico. El mimo con el que se ha construido el marco de unas aberturas que jamás serán abiertas solo lo podemos encontrar en aquel país.