La comercialísima silla Varius ha sido uno de los diseños más plagiados; a lo largo de sus veintidós años de vida ha tenido un montón de hijos bastardos. Sin embargo, ahora, de improviso, ha tenido un descendiente, tardón pero legítimo, el Bavarius, que parece ser, no una silla, sino un silloncito o un balancín. Lo pensamos así porque ha salido más bajo y reclinado, más ancho y con unos brazos más amplios y confortables.