¿Para qué ojos fueron creados las enormes siluetas de Nazca? ¿Por qué los grandes creadores se empeñan en resolver aspectos de sus obras que ningún ser humano puede llegar a valorar?
Tusquets analiza este misterioso fenómeno a través de obras maestras de arquitectura, ingeniería, cine, pintura, toros... y deduce que sus autores actuaron como si sus obras pudiesen ser observadas y valoradas por un ser superior.
Tras un recorrido irónico, polémico y apasionado, el autor concluye: En vista del sopor que el agnosticismo contemporáneo es capaz de producir, y aunque la existencia de Dios no nos acabe de convencer, ¿no sería mejor hacer “como si” Dios existiese y pudiese juzgar nuestras obras?
Crítica de Juli Capella en Babelia, El País