Era voluntad de la editorial TRECCANI, que mantiene una de la pocas enciclopedias universales impresas en papel, lanzar una edición limitada personalizada por mí.

    Comprensiblemente -con la ayuda de la diseñadora gráfica Eva Blanch- no podíamos intervenir en los interiores ya impresos, solo podíamos hacerlo en las cubiertas y en las guardas.

    El primer trabajo consistió en variar el anagrama: comprometida interpretación gráfica del bello relieve escultórico original de los años veinte.

    Para la encuadernación exterior, respetando el carácter serio y formal de la publicación, escogimos una piel violeta y una tipografía Bembo. También modificamos la jerarquía de los distintos epígrafes.

    Para las guardas utilizamos la imagen del laberinto como símbolo (algo de Borges y de Eco) del saber; donde todas las letras y números perdidos en los senderos buscan su lugar en el centro enciclopédico.