Lo más difícil y lo más importante de este proyecto -que desgraciadamente nos vimos obligados a abandonar a media construcción- fue entender el complejísimo terreno y saber colocar correctamente la casa sobre el mismo. La parte baja del solar, bastante plana y accesible desde la calle, tenía muy poco atractivo para colocar allí una vivienda. A medida que íbamos ascendiendo, el terreno se iba convirtiendo en más y más atractivo, culminando con unas vistas fantásticas.

    Hacia el oeste se dominaba la urbanización Punta Brava, pero la vista era aún mejor hacia el este, sobre el mar y la costa lejana de Sant Feliu. Por este motivo nuestro empeño fue situar todas las estancias de la casa orientadas a una de estas dos vistas; las mejores orientadas al este y todas ellas a la cota más alta posible. Ubicar una larga piscina en un terreno tan accidentado fue un notable desafío.

(Fotografías de Carlos Alejandro)