Incorregible

Eduardo Mendoza. Escritor. Barcelona, 1943

 

La costumbre amistosa y nada académica de que sea yo quien corrija los escritos de Oscar Tusquets me ha permitido observar en estos textos una evolución gradual que el estilo coloquial de la escritura y la aparente dispersión de los temas puede ocultar a una lectura menos atenta. En este sentido, de libro en libro y de capítulo en capítulo, los escritos de Oscar Tusquets, por volumen y por extensión temática, han ido adquiriendo paulatinamente y en forma consciente o no, las características de una obra teórica. Quiero señalar aquí, a este propósito, que mis correcciones, si así se pueden llamar, han sido siempre de carácter formal, casi de maestrillo: la sustitución de un término por otro, el orden expositivo de una frase o de un párrafo, cosas, en fin, que a mi juicio podían mejorar la claridad expositiva. Nunca he intervenido en el contenido: ni en las ideas, por supuesto, ni tampoco en la forma de exponerlas. Siempre he pensado que esta forma, espontánea, desenfadada, a veces brusca, en apariencia arbitraria o precipitada, era parte esencial de la aproximación al tema, era el camino hacia la conclusión certera, hacia la pregunta exacta, es decir, era la esencia misma de su metodología. En este sentido (además de otros que no me corresponde a mí tratar), Oscar Tusquets es incorregible. / Demasiado inteligente para aceptar la realidad sin pedir una explicación, demasiado crítico para aceptar una explicación obvia, demasiado lúcido para aceptar incluso sus propias conclusiones, demasiado vital para aceptar el confort de la duda perpetua, Oscar vive en perpetua polémica con las cosas, no con las personas, a las que simplemente, aunque de modo vehemente, hace partícipes de sus proposiciones, de sus refutaciones, de sus retractaciones, en definitiva, de sus incorregibles preguntas: cuando creemos saber, ¿qué sabemos?, cuando creemos ver, ¿qué vemos?

Playa de la Barceloneta. Verano del 2002